Arquitectura del territorio. Actualidad de un viejo propósito.

Resumen

El movimiento que en el pensamiento y el arte europeos fructificó en el cambio de época que asociamos a los nombres de Marx, Freud, Schoemberg, Picasso, Joyce o Le Corbusier, entre otros cien o doscientos creadores excepcionales, sigue siendo fuente de entendimiento de nuestro tiempo y, todavía hoy, la más firme referencia para la imaginación de la vida justa y la superación del mal estar afianzado en la cultura. No hay muchas dudas en señalar el objetivo central de aquel movimiento. Lo real frente a la mera apariencia de lo real fue el principio invocado desde la literatura a la psicología, desde las artes plásticas al ordenamiento político. También, desde una arquitectura que reclamaba como asunto propio el espacio de la sociedad en transformación, y cuya crítica del viejo orden se produjo de forma especialmente brillante. No podrá señalarse, sin dificultad, un periodo más fértil en la producción y difusión de ideas e iniciativas, en la reforma radical de los criterios y métodos de trabajo, que el que, arrancando un par de décadas antes, ocupa el primer tercio del siglo XX. La determinación precisa del programa, la depuración rigurosa de todo lo contingente y la descompartimentación del espacio para abrirlo y componerlo con otros espacios darían fe a partir de entonces de la legitimidad del proyecto...