Como se resume ejemplarmente en un ensayo de F.Choay el concepto de patrimonio
monumental y la necesidad de su tutela surgen con claridad sólo en la segunda mitad del ochocientos, en
una época consagrada a la identificación de una axiomática capaz de establecer distinciones entre los
restos del pasado, atribuyendo valores y decretando criterios -potencialmente compartibles- de
protección. No obstante, aún hoy, la intervención en edificios "en ruinas " podría atenerse a la
distinción bipolar entre "conservación " y "restauración". Cuando la sociedad asigna a una determinada
unidad arquitectónica el papel de monumento, o establece que en cualquier caso es necesaria su
permanencia y la transmisión de sus significados, puede intervenir la "conservación " con su patrimonio
de medidas de tutela y protección. Sin embargo, la autenticidad de una arquitectura no se debería juzgar
partiendo de supuestos ideales abstractos, sino basándose en la propia historicidad contradictoria de lo
que se considera. Es decir: conservación, ¿de qué? ¿de qué versión de la historia? ¿De la historia
apodíctica, basada en modelos que pretenden la integridad de sus definiciones, o de la historia
entendida como prescriptiva sucesión de los usos y abusos del monumento, incluyendo, pues, también a las
distorsiones, a las desnaturalizaciones y a los añadidos posteriores?...