En este artículo se reflexiona acerca de cómo debe entenderse la transformación
urbana de una ciudad como Sevilla, apuntando a la relevancia de las relaciones de la ciudad con su
ámbito territorial, y en las que juega un papel clave, el río Guadalquivir, al que el autor se refiere
como el principal fundamento del orden y forma de la ciudad hispalense. Al hilo de la condición de
ciudad fluvial de Sevilla, el autor justifica dos actuaciones de la Sevilla Olímpica, nos referimos al
anillo y villa olímpica, insertadas en dos tramos diferentes del río Guadalquivir, y que son
testimonios, de la “excepcionalidad” en el desarrollo urbanístico de la ciudad. Según esto, incide, en
la necesaria puesta en valor de elementos referenciales arquitectónicos, y el necesario equilibrio
reconciliador entre la memoria y la transformación, aludiendo a los proyectos olímpicos del anillo y la
villa como ejemplos de esas premisas.